jueves, 4 de octubre de 2007

DEL AMOR Y OTRAS YERBAS


“…Pero las teorías no caen del cielo, y con mayor justificación
deberán ustedes desconfiar si alguien les ofrece ya desde el comienzo
de sus observaciones una teoría redonda y sin lagunas. Es que esta última
sólo podría ser hija de la especulación y no el fruto de una exploración de
los hechos sin supuestos previos.”1
SIGMUND FREUD.
Amigo lector:
Paso a relatarte los motivos que me llevaron a escribir para ti este trabajo. Quiero que te tomes tu tiempo, que te sientes tranquilo a leerlo y reflexiones sinceramente si no es verdad aquello que aquí se te dice. Te aseguro que te concierne. No sonrías incrédulo, más bien trata de acercarte libre de prejuicios, créeme te gustará.
Puse todo mi esfuerzo en expresarme coloquialmente, en llegar no solo a ti, lector incondicional, sino también a todos aquellos variados posibles lectores acostumbrados a otro tipo de escritos. Pretendo conformar con este trabajo a mis colegas psicólogos y analistas así como también al publico en general, ávido de leer aquello que le interesa.
No olvido que mi marco es psicoanalítico, y que además de mi deseo de que me entiendas y que te guste, necesito presentar este trabajo a fin de aprobar el tercer año de concurrencia en el hospital. Me comprometo a tomar el tema con todo el rigor científico que se merece, así como también a trasmitirlo de una manera amena y agradable.
¿Por qué el amor? ¿Por qué otras yerbas? No quisiera adelantarme demasiado, pero dado que esta carta sirve de introducción al trabajo, déjame decirte que pretendo diferenciar el verdadero amor, de otras clases de híbridos que circulan bajo ese nombre. No temo equivocarme, pues estoy seguro de que equivocaré el camino. Errar es humano, amar también lo es…
Así están las cosas, Te invito a navegar conmigo por los misteriosos recovecos que el amor encierra. No te enojes si por momentos no acuerdas con lo que te digo, te pido paciencia, mas bien continúa leyendo y juzga este escrito como a un todo que pretende alcanzar aunque más no sea, una verdad parcial…
MARZO DE 2005
1. Freud, S. Obras Completas. Tomo XI Cinco conferencias sobre psicoanalisis. (1910). Pag. 87. Ed. Amorrortu.

“Cada casa es un mundo”, repite siempre mi madre. Siempre quedé maravillado frente a tal verdad. Cada persona esconde tras de sí un mundo a descubrir, con su historia, sus costumbres, su modo particular de ver las cosas… Hay personas que, vaya a saber por qué, comparten con nosotros similitudes extraordinarias en la forma de ver el mundo, otras, parecen venir de lejanos planetas aunque hayan estado siempre a la vuelta de la esquina.
Lo cierto es que en el inconmensurable circo de la vida, los poetas siempre acordaron que es el amor el encargado de unir los mundos. Afirman que el amor es capaz de unir con su fuerza a dos personas en una. El amor como aquello que colma de satisfacción y felicidad a quien lo posee. Fuente de dicha y aspiración. Alcanzar el objeto amado ha sido siempre el final feliz de toda novela romántica.
En la historia de la humanidad, el amor ha inspirado a innumerables poetas. Han escrito versos en su nombre, cuentos, historias, canciones. Ellas, si uno presta atención, relatan de alguna manera las peripecias por las que han de pasar los amantes al querer unirse a sus amadas. Por otro lado, están los poemas que claman por un amor perdido. Lo prototípico de estas historias es que el amor no esté presente al momento de relatarlas, o está al principio para luego perderse. O bien está al final, luego de superar quien sabe cuantos obstáculos. “vivieron felices y comieron perdices…”2
Que el amor no esté presente como algo consumado en una historia de amor no es un dato sin importancia. Parecería que cuando el amor se realiza ya no hay nada que se pueda relatar. ¿Será que realmente no hay nada más dichoso para un amante que unirse a su objeto amado?. ¿Será que la dicha es tal que ya no importa nada más?.
Resulta paradójico que para que una historia de amor, sea eso, una historia de amor. Lo necesario es que haya una falta… falta cuyo final feliz consiste en completarla…
La falta de amor se vive por regla general como un profundo vacío en lo más recóndito del alma. “si no tengo amor, nada soy” afirma una famosa oración cristiana. Un vacio existencial que las almas románticas sueñan colmar con un objeto amado en particular… Un ser especial capaz de terminar con su sola presencia noches enteras de angustia y soledad.
2. Cuentos de hadas. Fórmula conocida que anuncia el final del cuento.
La idea de que el amor consiste en la búsqueda de la otra mitad no es nueva. Échenle mano sino al Banquete de Platón (dialogo integro dedicado a la alabanza de Eros, Dios griego del amor) Allí encontrarán el mito del andrógino que les relata Aristófanes. Lo que allí se dice es que en un principio habitaba la tierra un ser esférico completo que reunía en sí ambos sexos, que cierto día Zeus decide la división de estos seres en dos mitades para evitar así que le disputaran el poder de los cielos.
Al parecer, el castigo no fue efectivo por que la mitades tendían a reunirse por el influjo de una poderosa fuerza que los atraía hacia su primitivo estado. “…cuando uno de ellos se encuentra con aquella otra mitad de sí mismo (…), queda aquel fascinado y cautivo de amor, afinidad e intimidad, y ya no desean separarse uno de otro ni siquiera por un momento. Y estos son los que pasan el resto de sus días en mutua compañía, y sin preocuparse por explicar qué es lo que cada uno desea del otro…”3
La unión de dos seres en uno, Dirá Platón, era la expresión de un viejo deseo.
“Y la razón de ello reside en que la naturaleza humana era originariamente una y el hombre era un ser completo e íntegro; y el deseo que persigue aquella integridad es llamado precisamente amor…”4
¿Qué es lo que cada uno desea del otro? He aquí una clave que si pudiéramos explicarla quizás estaríamos en condiciones de entender un poco mejor de qué se trata esto del amor… Por el momento, digamos que la media naranja, el alma gemela, el amor verdadero es algo a buscar. Y reforzamos la idea, una vez encontrado, la historia se acaba. Llega irremediablemente el fin de la novela.
No son pocas las historias de amor que unen amor y muerte en el final. Cuanto más trágicas más famosas.
Si no piensen en la celebre historia de Romeo y Julieta de Shakespeare. Un amor obstaculizado hasta lo imposible que culmina en una unión mortal que los eternizará.
3. PLATON. El banquete. Discurso de Aristófanes. Pag 74. Ed. Cuadrata
4. Idem. Pag. 74.
Otra de las características del amor, bien podría definirse en una sola frase. “El amor es ciego” (Mamá, voy a tener que ponerte entre mis citas bibliográficas). Y es que mal que les pese a muchos, los poetas que dicen amar y escribir para sus amadas, no parecen saber siquiera el motivo por el cual aman.
No pocas veces sus versos, aunque innegablemente hermosos, nos traen a luz esta característica incomprensible del amor. Presten atención sino a esta canción contemporánea de un joven llamado Axel Fernando.

Amo


amo lo que veo y lo que ocultas
amo lo que muestras o insinúas
amo lo que eres o imagino
te amo en lo ajeno y lo que es mío
amo lo que entregas, lo que escondes
amo tus preguntas, tus respuestas
yo amo tus dudas y certezas
te amo en lo simple y lo compleja
y amo lo que dices, lo que callas
amo tus recuerdos, tus olvidos
amo tus olores, tus fragancias
te amo en el beso y la distancia
y amo lo que amas, yo te amo
te amo por amor sin doble filo
te amo y si pudiera no amarte, se que te amaría aun lo mismo
y amo lo que amas, yo te amo
te amo por amor a dar lo mío
te amo con orgullo de quererte porque para amarte yo he nacido
amo lo que seas y lo que puedas
amo lo que afirmas, lo que niegas
amo lo que dices, lo que piensas
te amo en lo que mides y lo que pesas
y amo lo que atrapas, lo que dejas
amo tu alegría y tus tristezas
te amo en la carne y en el alma
te amo en tus crisis y en tus calmas
amo lo que pides y regalas
amo tus caricias, tus ofensas
amo tus instantes y lo eterno
te amo en tu cielo y en tu infierno
y amo lo que amas yo te amo
te amo por amor sin doble filo
te amo y si pudiera no amarte se que te amaría aun lo mismo
y amo lo que amas yo te amo
te amo por amor a dar lo mío
te amo con orgullo de quererte porque para amarte yo he nacido
Axel Fernando
Bonita canción ¿no es cierto?. Ahora bien, detengámonos en lo que dice. Parecería que el propósito de la canción no es otro que explicar a la amada qué es lo que ama en ella. La ama TODA podríamos decir. La ama por lo que es, o imagina que es.
La ama por lo que dice, y por lo que no dice. Por lo que recuerda y lo que olvida… Por el beso y la distancia (¿da lo mismo no besarla?). La ama, y confiesa que si pudiera no amarla, la amaría de todas formas. No parece haber elección.
Al final, luego de algunas frases que nos dejan la impresión de que le da lo mismo al autor de esta canción que el objeto amado sea como sea, concluye con una frase que nos da una pista del tipo de amor del cual se trata. “Te amo por amor a dar lo mío, te amo con orgullo de quererte porque para amarte yo he nacido”
Qué triste sería para la amada, ansiosa de que le digan qué es lo que aman de ella, descubrir que la aman por amor a dar lo propio. Que no hay nada en ella lo suficientemente valioso para atraer el amor del joven, pues el muchacho ama solo por amor a dar lo propio. ¿La amará realmente Axel? ¿O será que no busca otra cosa que ser amado el mismo? ¿Acaso ser amado y amar resultan incompatibles?
Veamos mejor otro caso, donde el joven amante sabe expresar muy bien qué es lo que ama de su amada:
“…Yo, sin embargo, antes de irme, tuve buen cuidado en pasar revista de arriba abajo a toda su persona. Pero ¿para qué mencionar otros detalles, si nunca me he fijado mas que en la cabeza y el pelo? Es lo primero que contemplo en la calle y lo que me deleita posteriormente en casa (…) ¿Qué hay comparable al delicioso colorido de una cabellera? (…) Mi querida Fotis no había estudiado su peinado; y no obstante, su pelo desordenado era un encanto más. Pues su nutrida cabellera, suavemente echada hacia atrás y atada con un lazo sobre la coronilla, caía luego a lo largo de la nuca hasta cubrirle el cuello y terminar gradualmente en graciosos bucles que le rozaban el borde de la túnica.
Ya no pude aguantar más el suplicio de tan encendida complacencia; me incliné sobre ella, y en el punto preciso en que el pelo sube a enlazarse sobre la coronilla, le apliqué el mas dulce de los besos…”5
El amor que Lucio profesa por Fotis, a diferencia de Axel, parece tener bien en claro aquello que se lo despierta.
Amor y deseo coinciden para Lucio en la amada de nutrida cabellera. El amor por Fotis así como el deseo que ella despierta, no es sin esa cabellera que enciende su complacencia. No dice Lucio: Te amo con el pelo corto o largo por que para amarte yo nací. Nada de eso. Lo que dice es te amo por tu hermosa cabellera con la cual causas el deseo en mi.
Dos posiciones diferentes bien marcadas. Ambos aman. Uno por amor a dar lo suyo. El otro por amor a lo que la amada posee (en este caso la nutrida cabellera).
Ya comienzo a imaginar caras de extrañeza en algunos lectores… ¿Qué clase de amor es ese que se ama por la cabellera? - Se preguntaran.
Muy bien, voy a adelantarles la idea: Hay algo del objeto amado… ¿Cómo decirlo?, algo particularmente valioso que despierta el amor. Algo tan maravilloso que hasta podría encontrarse en otros objetos… Algo que si se lo analiza mejor está en íntima conexión con un objeto anterior, ya perdido…
La nutrida cabellera para Lucio es algo que no solo puede encontrarse en Fotis, bien sabía fijarse en la calle y deleitarse vaya a saber con cuantas otras cabelleras. ¿Qué si la ama a Fotis? No tengan dudas…
Eso sí, Fotis es un objeto amado totalmente reemplazable. Yo cuidaría mi cabellera si fuera ella, no vaya a ser cosa que el pícaro de Lucio crea encontrar su media naranja en algún otro peinado.
5. Apuleyo, Lucio. El Asno de Oro. Ed. Gredos pag. 32-34

APORTES FREUDIANOS A LA PSICOLOGÍA DEL AMOR

Estoy convencido de que la gran mayoría de mis colegas han estudiado o al menos escuchado hablar alguna vez de la condición fetiche en la elección del objeto de amor. Sin embargo, dado que no es tema de público conocimiento, me veo en la obligación de relatar brevemente de qué estamos hablando.
El Fetichismo, es considerado una perversión sexual. ¿Por qué? Por que el fetichista toma como objeto de amor (sexual) un objeto sustituto de lo que sería un objeto sexual normal. El sustituto del objeto sexual es, en general, una parte del cuerpo muy poco apropiada a un fin sexual (el pie, los cabellos), o un objeto inanimado cercano a la persona o que mantiene una conexión preferiblemente sexual con ésta (prenda de vestir, ropa interior). El fetichista entonces alcanza la satisfacción pura y exclusivamente con el objeto sustituto llamado fetiche. No desea otra cosa que tal objeto.
Cuando nos referimos a la condición fetiche en la elección de objeto de amor, no estamos hablando de la perversión. Sino de cierta presencia de un rasgo fetiche en el objeto amado. Que la amada tenga los cabellos de determinada manera, o el color de piel, o las formas de su silueta quizás.
También se habla de la condición fetiche en el objeto para despertar el deseo sexual. De ello resulta paradigmático la elección fetichista (generalmente masculina) de que su partenaire utilice determinadas prendas intimas para provocar los más ardientes deseos.
No quisiera afirmar del todo que el amor depende de un rasgo fetiche del objeto amado que despierta el deseo.
Mas bien diría que resulta necesario cierto brillo fálico en el objeto para despertar el amor, y que el amor sanamente entendido no debería ser sin el deseo.
Freud sostenía que el Primer objeto de amor es la madre, de este modo, todo hallazgo posterior del objeto no es otra cosa que un intento de reencontrar el objeto primario de amor perdido. Así, la elección por el objeto amado actual no ha sido de otra forma que siguiendo el arquetipo materno (Madre nutricia en el mejor de los casos para el varón) o el arquetipo paterno (Padre Protector para mujeres que aman según este modelo). A este tipo de elección de objeto de amor, Freud la llama “Apuntalamiento”.
De mas está decir que es necesario perder el objeto de amor primario para hallar posteriormente otro. Perder lo que nunca “se encontró” realmente, pues, si lo pensamos bien, El amor Madre – hijo no llega a concretarse jamás en un encuentro efectivo. Digamos que lo sexual en el niño es todavía muy prematuro para hacer frente a una tal exigencia de amor… Digamos que el amor allí jugado, Prohibición de incesto mediante, queda ligado a la ternura. Lo sexual, solo podrá ponerse en juego mas tarde con un objeto otro, diferente a la madre (o parecido si lo prefieren).
Desde este punto de vista, no habría un objeto de amor a medida, un objeto que vendría a colmar el vacío del alma. No habría una media naranja que nos complete. El objeto que buscamos, lo buscamos siguiendo un modelo determinado por nuestras propias vivencias infantiles. De esta forma explica Freud la falta de permanencia en la elección de objeto en la vida amorosa de los seres humanos.
No hay armonía entre amante y amado. No hay un encuentro real con el objeto. Lo que hay son objetos que evocan en algo al primer objeto pero con los cuales no puede alcanzarse la satisfacción plena.
Hay otro modelo de elección de objeto de amor que señala Freud diverso al del apuntalamiento (según la madre) que es referente a las personas que eligen según el modelo de su propia persona. A este tipo de elección de objeto Freud lo llamó narcisista. “Todo ser humano tiene abiertos frente a sí ambos caminos para la elección de objeto, pudiendo preferir uno o el otro. Decimos que tiene dos objetos sexuales originarios: él mismo y la mujer que lo crió…”6
Resulta interesante comentar aquí la comparación que hace Freud entre el hombre y la mujer al respecto. Lo que nos dice, es que el pleno amor de objeto según el tipo del apuntalamiento es característico del hombre. El enamoramiento típico del varón que consiste en ver una exagerada perfección del objeto amado, esto se acompaña con un sentimiento de empobrecimiento del valor del propio yo. (Ojo, Freud aclara todo el tiempo que ambos sexos pueden adoptar cualquiera de los dos tipos).
Para la mujer, especialmente cuando ella es particularmente hermosa, el tipo de elección que prima es el narcisita. Tales mujeres, dice Freud, solo se aman en rigor a sí mismas, con intensidad pareja al hombre que las ama.
Su necesidad no se sacia amando, sino siendo amadas. Lo que buscan en un hombre es justamente eso. Que las amen…
Teoría interesante que explicaría muy bien por qué ciertas mujeres de inconfundible belleza terminan eligiendo un hombre, a criterio de muchos, poco agraciado. ¿Qué le vio semejante mina a un tipo así? Nos preguntamos con frecuencia. Quizás la fealdad le sirvió al hombre para poner todo su amor en un objeto bello. Y la mujer bella no buscaba otra cosa que alguien que la ame por su belleza….
Todo un misterio el amor… Igualmente, yo me fijaría si el feo en cuestión no posee una cuenta bancaria abultada antes de hacer conjeturas Freudianas. No vaya a ser cosa que la bella mujer elija también apuntalándose a un valor económico y nosotros ingenuos la creíamos narcisista…
Lo que quiero transmitir respecto del amor, es que hay algo valioso que posee el objeto amado de lo cual el amante carece. Hay algo que a uno le falta, algo que suponemos tiene el otro. Algo que no sabemos del todo que es, no sabemos lo que nos falta. A diferencia del Fetiche, no resulta tan fácil precisarlo. Es algo que en el otro despierta nuestro amor, nuestro deseo. Es algo que el otro tampoco sabe bien que es, no sabe por qué es amado, cual es el valor que posee…
Muchas veces, ponemos un nombre a ese algo que causa nuestro deseo. La nutrida cabellera de la que hablaba Lucio. Sin embargo, no es mas que un nombre que alude al objeto. No hay un único nombre sino varios. Ningún nombre alcanza para significarlo… Es algo que siempre escapa y quizás por eso mantenga vivo al deseo.
Que tiene el otro? Podríamos decir belleza, bondad, dinero, paz… Podríamos ver en el otro algo más particular: Su sonrisa, sus hermosos ojos, su nutrida cabellera, su forma de caminar… Cada quien pone las palabras que puede. Otros directamente dicen: Tiene ese no se qué, que me vuelve loco…
6. Freud. S. Obras Completas. Introducción del narcisismo. 1914. Pag. 84. Ed. Amorrortu.
Hace un rato dije que el amor sanamente entendido no era sin el deseo. Con esto, me estaba refiriendo obviamente a la vida amorosa entre los sexos.
Sin embargo, a la hora de amar, no siempre amor y deseo se unen en un mismo objeto. Las más de las veces, para cierto tipo de personas, toman caminos diversos. Sucede así que algunos hombres aman a una mujer (“la santa madre de mis hijos” pero desean a otras (“Las atorrantas” o “Las putas”)
Freud desarrolló ampliamente el tema, explicando claramente por qué amor y deseo se encuentran fusionados entre sí en contados casos. Lo que afirma Freud es que el hombre se siente limitado en su quehacer sexual por el respeto a la mujer, y sólo desarrolla su potencia plena cuando está frente a un objeto sexual degradado. De ahí la necesidad de degradar a la mujer para acceder a la satisfacción con ella.
“Las mujeres son todas putas” decía un amigo mas de una vez. Si se le preguntaba sobre esta afirmación decía “Todas no, el 98%”. Habría que ver si en ese 2 % restante no entraba su madre, su hermana y alguna otra elegida.
La satisfacción plena para Freud, entonces, se alcanza con un objeto sexual degradado. Solo así Amor y deseo podrían ir de la mano.
Para la mujer en cambio, dirá Freud la condición del deseo quedará ligada a lo prohibido. En cuanto un amorío se le vuelve permitido, el deseo decae. Solo la infidelidad al primer amor, permite que la mujer guarde al amante una fidelidad de segundo orden.
Lo que dice Freud, es que el marido nunca es mas que un varón sustituto, no es el genuino. Es el padre, en el mejor de los casos, quien posee el título de primer amor. El marido en todo caso es el segundo. De esta manera explica Freud por que la mujer tiende a ser más fiel que el varón.
Que lo prohibido enciende el deseo, es algo que no solo debe pensarse en relación a lo femenino sino mas bien como regla general del deseo. La prohibición aviva la llama de la pasión.
La separación entre el objeto de amor y el objeto de deseo. No hace otra cosa que preservar al deseo en otro lado. El peligro de unirlos en un mismo objeto, radica en la posibilidad de extinguir el deseo y con él al amor… (en el supuesto caso de que creamos que el encuentro efectivo del objeto es posible)
Si solo se puede desear lo que no se tiene, pues lo que se posee ya no se desea. Y el amor queda unido al deseo. Solo se ama lo que no se tiene. En la medida que se encuentra un objeto de amor, el amor se pierde. Separarlos es una interesante forma de conservar el objeto de amor.

Siempre me resultó interesante el concepto de amor que nos trasmite la religión. Se trata de un amor puro, totalmente separado del deseo en su concepción más ideal. No es casual que el deseo sea tratado como aquello que lleva al pecado. El deseo como algo a erradicar, mientras más lejos mejor (en este punto hallamos cierta similitud con el budismo).
El camino para acercarse al amor de Dios, parece que no es sin la renuncia al deseo. El Ascetismo de monjes, sacerdotes, no busca otra cosa que acercarlos a un amor más perfecto… Sublime.
Uno de los pasajes bíblicos donde mejor se define al amor cristiano, es quizá el de Pablo, cuando le habla a los cristianos de Corintios:
“ Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena. O címbalo que retiñe.
Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda la ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.
Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es sufrido, es benigno, el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece,
No hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor,
No se goza de la injusticia, más se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta…”7
Para el cristianismo el amor es uno de los pilares fundamentales de la religión (sino el mas importante). “Amar a Dios por sobre todas las cosas y amar al prójimo como a sí mismo” Son los mandamientos que nos legó Jesús. Dios es amor, dicen algunos.
No soy quien para juzgar el amor cristiano, pero me atrevería a afirmar que el amor humano no es sin el deseo. Quien pretenda sostener este tipo de amor, tendrá que hacer algo con su deseo, no vaya a ser cosa que el intento de sofocar al deseo retorne como aberración sexual…
Existe toda una línea teológica que viene de Santo Tomas de Aquino, en la cual se incluye al deseo en el amor, pero como deseo de bien. “…El amor que despierta la atracción del bien. El amor causa el deseo del bien ausente y la esperanza de obtenerlo. Este movimiento culmina en le placer y el gozo del bien poseído…(…) Amar es desear el bien a alguién. Las demás afecciones tienen su fuerza en este movimiento original del corazón del hombre hacia el bien. Sólo el bien es amado…”8
  1. Corintios 13. La preeminencia del amor. Santa Biblia. Versión Reina- Valera Revisada
  2. Catecismo de la Iglesia Católica. Las pasiones. Pag 408-409. Ed. Lumen

PALABRAS FINALES

Amigo Lector:
Hemos llegado al final del recorrido, lejos de creer haber agotado el tema. Mas bien hemos abierto un sin número de posibles caminos que nos llevarían a enriquecer seguramente nuestra curiosidad en temas del amor.
Lamento haberlos llevado por senderos sinuosos, sé que he sido un tanto caótico en la forma de presentar los conceptos, pero les aseguro que no conocía el camino, y habiendo llegado al final tengo que confesar que continúo sin conocerlo… (todavía falta mucho por recorrer)
¿Hablamos del amor? Yo creo que sí, ¿hablamos de otras Yerbas? Mmm, no lo sé, lo dejo a criterio de cada quien. ¿Distinguimos Amor verdadero de otras clases de híbridos?. Vaya promesa, a veces uno se va de manos cuando escribe una introducción.
Por eso siempre se recomienda escribir la introducción cuando el trabajo está terminado. Ya está… Igualmente les había anticipado que de diferenciarlos habría errado el camino.
El final de un escrito no está marcado por el agotamiento del tema, sino por el agotamiento del escritor.
El punto final unas veces es caprichoso, otras cierra una idea, sin embargo, siempre se puede escribir un poco más. Hoy quisiera poner ese valioso punto, solo después de anunciar que algún día, retomaré este escrito… Algún día les diré algunas cosas más.

Abril de 2005

CITAS BIBLIOGRAFICAS
  1. Freud, S. Obras Completas. Tomo XI Cinco conferencias sobre psicoanalisis. (1910). Pag. 87. Ed. Amorrortu.
  2. Cuentos de hadas. Fórmula conocida que anuncia el final del cuento.
  3. PLATON. El banquete. Discurso de Aristófanes. Pag 74. Ed. Cuadrata
  4. Idem. Pag. 74.
  5. Apuleyo, Lucio. El Asno de Oro. Ed. Gredos pag. 32-34
  6. Freud. S. Obras Completas. Introducción del narcisismo. 1914. Pag. 84. Ed. Amorrortu.
  7. Corintios 13. La preeminencia del amor. Santa Biblia. Versión Reina- Valera Revisada
  8. Catecismo de la Iglesia Católica. Las pasiones. Pag 408-409. Ed. Lumen

No hay comentarios:

Video Biografía de Sigmund Freud

Interesante biografía del "Padre" del Psicoanalísis.   Video en Español que repasa su vida.   Tiene imagenes inéditas, y fragmen...